
El niño estira
su mano y mira
el pan lejano
su grito vano
su vana lucha
nadie lo escucha.
Niño de estopa
de poca ropa
de mucho llanto
de mucho espanto
poca esperanza
y mucha panza.
Niño de ahora
que lo devora
la gran locura
siempre segura
que se genera
y regenera.
Pequeño niño
al que me ciño
como una hiedra
ciñe a la piedra
no digas nada
boca cerrada.
Me voy muriendo
y sigo viendo
tu mano abierta
tu voz desierta
tu inútil grito
tu amargo rito.
Jorge Luis Estrella
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