
Mi mano en la tuya,
eslabón de cadenas fuertes,
lazo de seda y miel
que no esclaviza.
La tuya en la mia,
para juntar los surcos,
esos pliegues que marcan nuestros pasos,
caminos de la vida.
Nuestro secreto a voces
lo llevan las gaviotas en sus picos
y resuenan por todos los tejados.
Ah nuestras manos, juntas,
mezclándose el latido, la sangre y el sudor.
Mi mano, mano fuerte,
serena, confidente
de la tuya,
pequeña y temblorosa.
Mi diestra se refugia
en tu siniestra
mientras, la otra mano
empuja un azadón,
una espada bruñida,
un escudo invisible.
Con la otra mano
saludo al mundo
que, absorto, nos mira
y ve felicidad.
Esa mirada es el homenaje
a dos manos unidas.
Manos que trabajan.
manos que dan vida
Oscar N. Galante
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