
le mató la ilusión
la arranco de cuajo
ningún brote despertó
mariposas estomacales
cuando desnudaba su vientre
adhiriendo la noche de otoño
ausentes orgasmos
le quitó la creencia
la garganta del grito
la sumió en silencios de ocres
en la lluvia -infinitud de la tristeza-
le acuñó alforjas vacías
que tiñeron la sombra
quedaron momentos de bravuconas lisuras
la obviedad de gestos en frases perdidas
ella -un espacio/
una coma-
somete la tarde a la espera de chicharras
que devuelvan calidez al horizonte
un papel en blanco le señala que no hay olvido
©Elisabet Cincotta
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