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No quiero morirme
siendo la siembra
sin fruto
de un cruel invierno.
Ser el manso viento
que molesta y no brama
al oído de los muertos.
No ser el huracán
arrasándolo todo a su paso.
No quiero sepultarme
sin la gota del veneno necesario
sin la simiente infecta del camposanto.
Quiero cerrar los ojos
sabiendo que he vivido lo debido-lo soñado
que he probado mieles y que también hiel
he mamado.
Que un cielo o un infierno juegan conmigo a los dados.
No.
No lo quiero.
No lo acepto.
No es lo que con mi alma he pactado:
vivir al borde de una orilla en altibajos
seguir las huellas implantando otras nuevas
orear el aire inspirado en exequias
y sentir que al final lo he logrado.
Saberme plena, satisfecha,
henchida de horas
repletas de malos y buenos tragos.
Saberme viva-insurrecta.
¡que ha valido todo el llanto!
Liliana 13-05-2010
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