
Un día cualquiera, de un año cualquiera,
estaré contigo para conversar.
Te contaré, si quieres, alguna historia
que hable de ríos, de serpientes o de jardines y de flores
Conversaremos con la mirada puesta en la montaña
y esperando la puesta del Sol y la invasión de todas las estrellas.
Tal vez será una charla en una tarde tirados en la arena
observando como el mar se hace y se deshace con las olas
Hablaremos acerca de la vida
y luego pasaremos a hablar sin miedo de la muerte
Tú me dirás si estas de acuerdo
con mi idea de la existencia de la suerte.
Tal vez la negarás y me dirás que es un pretexto
de aquellos que no quieren sentirse responsables.
Te hablaré de historias de casas y de calles.
y luego, sin más, te preguntaré si crees que alguna vez,
allá en la Patagonia, existieron los gigantes
Lamentaremos juntos la existencia de absurdas ambiciones
que arrasan con las selvas y los mares
y dejan a este mundo sin el canto alegre de las aves
y la extraña emigración de las ballenas
Y ese día, por lo que digan tus palabras y las mías,
tendremos la clara sensación
de compartirnos en una perfecta compañía
Alberto Guzmán Lavenant
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