Haciendo a un lado la tristeza de los días
y dejando por un momento mis afanes de retiro,
quisiera dejar hablar al pedazo de mi corazón
que siempre es tuyo.
Dejarle decir:
! Qué bueno que tú existes y que estuve yo contigo!
Que diga que recuerda tu ternura, tus labios y tus manos
y que no siente que te ha perdido,
porque vives acurrucada y segura
en este pedazo de mi corazón que siempre es tuyo
Y es que en el amor verdadero, aunque ya haya sido,
no existen espacios para el resentimiento y la amargura
Por eso digo:
¡Que bueno que tú existes y estuve yo contigo!
Alberto Guzmán Lavenant
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