Desgarra.
La llama se extiende.
Come paredes y ventanas,
sacia su apetito.
Devora el pasado y el futuro en un instante.
Cada mueble acelera la locura,
destructora, sin pudor y sin vergüenza.
Oscurece el cielo de la noche…
deja en la miseria a los ocupantes silenciosos
de su vertiginosa alegría.
Elisabet Cincotta
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