martes, 8 de julio de 2008

LA LLUVIA




Coronela cerró los ojos
para no ver la lluvia ni el mojado cristal
ni la impericia del invierno.
La sangre y el placer,
la paranoica sensación de estar viva,
corretear por la sierra musgosa,
los ojos,
Coronela,
los anteojos para mirar mejor lo que no existe.
¿Dónde estará la infancia que he perdido,
dónde la risa tierna atardecida,
dónde la calma hospitalaria del silencio?
Cae la lluvia impávida y se mojan
las viejas amapolas del hastío.
Todo mejorará mañana
cuando el tiempo se quede sin relojes
y el espacio sin calles diagonales.
Coronela no quiso contemplar lo que caía
del cielo al suelo
como gobiernos o aviones o bombas
o deliciosas manzanas
del primitivo mal y de la angustia.
¿Quién interpretará a Chopin
cuando los pianos ya no tengan teclas
o las teclas estén envenenadas?
Corretear por la sierra musgosa
cuando cese la lluvia,
Coronela.

Jorge Luis Estrella

No hay comentarios: