
Alguien me ofrece una fragante copa
para que yo descanse y dormite a la sombra
de un porvenir de olmos y de encinas,
para que el alma se preste a los convites
del fuego, el vino, el humo y los recuerdos.
Mnemosyne, hija de Cronos y de Gaia,
pare en la antigua noche los frutos ya probados
y el tiempo es sólo un soñar en la fidelidad presente,
ese instante en que la uva está precisa
y nos dejamos mecer por el destino.
Tarde o temprano cae en la miseria
el anhelo disuelto, las magras profecías
cuando la luz se anuncia por la hendija traidora
y amanece.
Long Ohni
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