jueves, 21 de febrero de 2008

Décima

No hay cauce para las penas

ni cristal que no se empañe

ni cielo que desentrañe

tanta lágrima en la venas.

Benditas las magdalenas

que lloran penas de amor

bendita la lluvia en flor

que desemboca en los ríos,

benditos los amoríos

sin vencido o vencedor.


-- Patricia Ortiz

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