Situado a un paso del desierto
Un hombre llamado Amado pauso su caminar
¿Qué hacer?, se pregunto y el silencio murmuro
En su espalda campos llenos de alimento
Un paso hacia delante, la más completa soledad
Amado creyó estar solo, hablaron sin embargo las voces que lo mueven
¡Atrás tienes todo!... murmuro la conformidad
¡Adelante hay aventura!, afirmaba la osadía
¡No pises ese campo!, hablo la cobardía
¡Quédate!, ¡lo tienes todo!, con voz fuerte el temor lo sacudió
¿Para que?, dijo la duda
¡Vamos!, el desierto tiene flores, hablo en silencio la mentira
¡Pisa fuerte sin descanso, o mejor vuélvete a tu hogar!, hablo la oscuridad
¡Después de ese desierto seguro encuentras vida!, dijo la fe
¡No solo de flores se hacen cuadros!, contemplo la admiración
Llévate el campo y aduéñate de todo este desierto, dijo el egoísmo
Siéntate y descansa, apunto sin ganas la pereza
Lleva los frutos que brotan en el campo y siémbralos en el desierto, insistió la generosidad
¿A dónde vas?, pregunto el olvido
Quédate, ándate, retrocede, avanza, confundida la locura
Amado tapo con ambas manos sus oídos
Mas las voces no dejaron de sonar
¡Corre con euforia hacia el desierto!, defendió el entusiasmo
Vallas donde vallas, me tienes que llevar, susurro la libertad
Donde decidas avanzar seguro habrá algo hermoso que mirar, seductora dijo la belleza
Paso a paso murmuraba la paciencia
Mientras la impaciencia lo llenaba de dolor
Una voz hablo
Y los sentimientos se callaron
¡La respuesta más importante la contesta el corazón!
¡Quien habla!
Soy yo, ¿no me recuerdas?
Hablo con fuerza el amor
Y la sabiduría confirmo
Luis Alberto Gonzalez Viera
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