Ni mi bulín huele a hombre,
ni tu cama a soledades desgarradas.
Ni mi andar a sonrisas desgastadas,
ni tu yo a otra sintonía.
Por la espalda corren mis lunares,
por tus dedos de pianista los encantos.
Ni mis noches se envuelven de perfumes,
ni tus días se abren a ilusiones.
Ni mi almohada tiene el hueco de la gloria
ni tu sábana el encanto de la dicha.
Por mi sala corre la nostalgia,
por tu jardín las flores del olvido.
Porque sin querer te quise tanto
la pasión perdió la vida misma.
Porque solos en camas diferentes
nos ganó la melancolía.
Ni mi piel tiene fragancias del pasado,
ni tu piel olores del futuro.
©Elisabet Cincotta
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