Cuando el hombre baja por su escalera infinita
y su sombra son sus pies
y se hace su alma en un hilo de acordes sin límites por el mar.
Es difícil abrirse,
como el viento que ventosea su voz .
Se obedece a una forma de andar por el mundo
de ver, de mirar el alba
de susurrar plegarias.
Se ve el horizonte ante los ojos
sin importar el tiempo
Nos convertimos en horas, en minutos sin fin,
porque hemos tocado todo
y nada nos falta
No buscamos el fin
lo llevamos adentro.
No queremos que exista otro,
ni hallarnos subiendo a un mar desconocido,
ni mirar sus olas, ni sentir el bramar.
Nos basta con una escalera.
Nos es suficiente para bajar al mundo
Nos es suficiente para andar.
Luis Gilberto Caraballo 2008
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