Sabe a tu sexo la ajena almohada
a pesar del destierro
a pesar de los No
a pesar del pesar compartido.
Zigzagueante la cabeza muere
en cada negativa
del rostro ajeno,
tatuadas de ti las pupilas
no permiten ver
más que tu imagen.
¡No podré!
¡No sabré!
cómo ovillar la telaraña
que has construido
cuándo cerrar
la persiana de los recuerdos.
¡Y tendré!
que ser-estar-parecer
novísima muda de serpiente alada
surcando otros mares
/distintos al tuyo
Así vagaremos
eternos errantes
de antagónicos mundos
buscando ese punto inflexivo
en que callemos el grito
mordiéndonos la piel.
Liliana Varela
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