viernes, 31 de julio de 2009

De azul.



Eran de azul
las noches de tu alma.
Tenía tu sonrisa
que aquellos ojos garzos enmarcaban
un no sé qué de dulce rebeldía.
Tan firme tu reir
y delicado al tiempo, tan etéreo
que todavía lo escucho en un arrullo
en mis noches de azul, azul contigo.
Eras de agua de mar, un caballito
conmigo azul, por un embrujo extraño.
Hoy corres hacia el agua,
azul, azul, azul de la mañana.
del regato que nace y alimentas
Hacia el mar ríes, juegas, por teñirlo
de azul como eras tú, mi amor dormido:
Azul de azules,
de azul de amanecer, de azul conmigo.


Blanca Barojiana

jueves, 30 de julio de 2009

La soledad de los otros

Observaré la soledad de los otros
aquella que evada la realidad del presente
la que obnubile la ausencia padecida
esa, que convenza al alma
de no sufrir.

Proyectaré miedos y tristezas en otros
defendiendo con uñas y dientes el no ser yo
cristal sano entre tantos rotos
vaciaré el pecho
de lamentos.

Serán ellos los solitarios
la carencia
el ostracismo,
dolerá menos la herida
/y el silencio.

Sabrá menos amarga
la piel comparada ,
será menor el autismo
de la derrota.

No seré yo...la ausente
ni la sombra.

Liliana Varela - 2008

sábado, 25 de julio de 2009

“Ay de mí, ahora que tengo que andar errante por el estado intermedio,


bajo el imperio de las tendencias inconscientes…”

“Libro tibetano de los muertos:


Bardo Thodol”







Intentarán distraerme las voces

en el camino a mi liberación.

Bardos nacerán y morirán

en el estado de consciencia de esta vida.

Nuestros oscuros instintos ya no dominarán

y veré la luz liberadora, aunque sea por un instante.

Guía mis pasos hacia la verdad,

sabes que mi espíritu no es dueño de sí.

Descubre el velo que me cubre

para que me reconozca en el oscuro sendero que transito.

Que no me invada el vértigo

y se desvanezca la visión liberadora

sumiéndome en la estrepitosa caída hacia lo inferior

Si me ayudas

cesará el ciclo de ilusión de la ignorancia

y no erraré eternamente de una existencia a la otra.

Mi vacuo cuerpo se tornará gozo y emanación

renaciendo en el estado superior del ser.

Por eso…

Sólo oiré tu voz…la amiga.

Sólo atenderé tu llamado… el verdadero.

Sólo reconoceré la verdad… al reconocerte en mi.


Liliana Varela

martes, 21 de julio de 2009

MILAGRO EN LA CIUDAD

Grises enmascarados entre hojas secas,

asfaltos horadados de urbanas costumbres

acunan el temor de los pasos indecisos,

la violencia se instala -como puta- en cada esquina.



Quieren los pasos a desnivel ganar espacio al aire,



y a los ojos…



............y a la claustrofobia…



.....................y al crepúsculo…



El ruido es arco-iris

que amamanta el silencio de los pájaros:

verde, amarillo y rojo, son introducción

a la sobrevivencia que destierra a los invidentes.



Cláxones armónicos acompañan el miedo bebido

en cada sol: sangre, violación, coaliciones,

son colores de una primavera paulatinamente gradual

que va refrescándose con lágrimas sin dueño.



Al final, el milagro se posa en mi ventana,

entre mis dedos y pupilas: ¡una mariposa…!




Issa M. Martínez Llongueras

sábado, 18 de julio de 2009

Nostalgia del árbol

... La necesidad («niyati») crea la ficción de espacio
y nos liga a la causalidad, a la inexorable ley del acto
(«karma») que restringe la libertad absoluta y omnipresente
a una limitación dirigida a un objeto determinado: Javier Rou


Entonces, por nostalgia,
me arrojé a abrazarte.
Elegí el árbol más rugoso
cuyas cortezas, años de verticalidad
recuerdan reciclajes kármicos del humus.
Y supe que soy como tú
nacido para el polvo y el regreso.

La vida es más que tumba y fijación
en la arcilla y el incienso,
breve como es, se salta al infinito.

Contigo está la metamorfosis que germina,
la semilla de ese Gran Tesoro,
código y cifra plantada entre chumberas,
el fuego eterno del Sol, hálito de Brahma
entre desbrujos de la terra morta
en el Mediterráneo.

9-3-1998

2.

Grabé tu nombre en un árbol de piel dura.
Me enamoré de tí, cuchillo en mano,
como el leñador que limpia el monte
y selecciona la salud y fortaleza del madero.

A tu aparición quise llamarla: Fruto.
Jamás volverán a diluirse los recuerdos.
Nos reencontramos, Arbol de Vida.

Ahora de tus sámagos más húmedos
conozco los llantos y sus alegrías.
Te oigo en la savia que fluye.

Te huelo en las flores que sueltas
con el viento, te percibo en trinares
de pájaros que se esconden en tus ramas.

Y como hay recuerdos tuyos
que persisten en el viento dando voces,
te sigo como hormiga, fiel a tus raíces.

Entro en cuevas que compartes;
lamo tu savia como elíxir y ya no hay
destierro de triste despedida.

Te alcanzaré vida tras vida para bendecirte.
¡Ojalá que en otras madrugadas
también me ames en los grabados
agridulces del cuchillo que escribe
su memoria con nostalgia!

¡Ojalá me leas en ensueños perdidos,
en las expansivos infinitos,
o en hibiscos rojos y escondidos
de otros patios del tiempo!

¡Ojalá en la sadhana de lo Eterno
crezcamos juntos, abrazados
como serpientes que transmiten
su alegría, en pos de vida
infinitamente continuada
en las cimas de lo Absoluto!

10-3-1998

Carlos Lopez Dzur

PARASITOSIS CRÓNICA

Parada en lo alto de mi misma,
diviso senda borrosa
que como sierpe se retuerce
vomitando a tramos
antiguos viandantes
que identifican cada piedra
en la que cincelaron su ignominia.
Entre ellos viene perdido,
agonizante,
el recuerdo luminoso de Origen.
Procesión luctuosa
a tientas da el paso
y canta interminable letanía,
ahogada en su académico pecho imaginario vanidoso.

Parada en la esquina de la vida,
mirando cómo Arrogancia en bamboleo
mueve su exótico trasero como reina imbécil
que infecta la palabra cotidiana del sencillo.

Con voz negra,
palabra silente desafiante
mirada altiva pregonera
conjuro expresado
con las piernas implorando a un "cielo"
y las ideas en los más oscuro de sima.

Cómo le duele al Verbo tal abuso,
cómo enfrentar a Locura
cómo derribar esa muralla de excrementos,
con qué escuadrón armado de qué mazo...

¡Qué asco de parásitos!

¡Gusanos "vertebrados"!



Ana Lucía Montoya Rendón

sábado, 11 de julio de 2009

MADRE TIERRA

Recuerdo, Madre Tierra
que una vez fui unidad,
y no este ser partido y roto.

Recuerdo, Madre Tierra,
que una vez encontré sabiduría y claridad,
en tus piedras.
Y hoy solo son objetos y despojo.

Recuerdo, Madre Tierra,
que tu abrazo era alivio y amor.
Hoy mis pares te rajan y abren
para extraer de ti oro
pero no vida.

Recibe, Madre Tierra.
Hoy mi abrazo quebrado,
El hueco de un vientre vacío e infértil.
Este cuerpo de hija tuya, de mujer.
Cuerpo camino de vida y creación,
pero hoy solo es un eco de dolor y abandono.

Dime, Madre Tierra.
Qué secreto oculto no escucho,
no recuerdo.
Porqué el camino se encuentra perdido.
Porqué mi corazón siente este exilio.

Nos hemos exiliado de ti, Madre Tierra.
Hijos desagradecidos de tu amor.
Perdimos el nombre.
El secreto del misterio.
El rumbo.
El linaje.
La razón.

Amparo Carranza Vélez.
9 de Junio de 2009.

EXTENUADA

extenuada
de yirar por los anaqueles
de bailar la misma milonga
sonreír a los mismos clientes
esperar sin condiciones
que alguien la recoja en sus manos
y cancele la cuerda

luce damisela ardiente tras de la vidriera


Elisabet Cincotta
de De laureles y olivos/2008