lunes, 19 de enero de 2009

No somos nada


¡Qué triste, piba, lo que pasa!
No culpes al destino, no te entregues, lucha.
No toda está perdido mientras no hayas perdido
tu orgullo, tus recuerdos, tu rencor al cielo.
Pero ya estás jugada.
Qué triste, piba, si no somos nada.

Llegaste sola, inerme, vulnerable
a Buenos Aires, la pensión, la fosa.
El temor en un puño, el corazón abierto
y una ansiedad de paz, de amor, de hombro con hombro.
Eso no es nada, piba, la urbe lo demuele,
hasta hacerlo artículo de feria.
Mirá que la luchaste. Y con eso qué: caíste
en el embudo de la picadora
sin saber que salíó, qué sos, y qué te queda
de lo que no llegaste a ser, y ahora
colgada del pincel buscás un charter
que te lleve a no importa, con quién con el que sea.

Cuánto vale lo mío, si ni a mí me alcanza.
Pero es todo lo que veo: un puñado de sueños,
las palabras amor, amigo, mano
y eso es todo, pero a mí me basta
para reconocerme al alba, para marcar mi tumba
para decirme fui, creí, estuve.

Gastada la esperanza, no te queda nada.
Que triste piba, lo que pasa,
ya te vas, con el próximo viento.
Si algún día volvés, aquí buscame.
Me verás casi igual, algo más pobre y viejo
Cuando digas "sos vos"
Te diré "pasá, ésta es tu casa"

© Carlos Adalberto Fernández

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