jueves, 3 de abril de 2008

Que no me encuentre quieta

Que la muerte no me encuentre quieta

que me sorprenda en un giro,

en una esquina,

Ser remolino –tornado o polvo que vuela-

no caer de bruces al piso buscando un botón

con que prender el interés de mis días

al pecho.


Que no me encuentre pegada al suelo

enraizada médula de cara al sol,

Ser perseguida sin yo saberlo

brazos al viento, agitar el alma

hasta volverla parte del éter.


Que no me halle la vista fija

en algún punto de un horizonte sin alcanzar,

Ser dinamismo puro y esquivo

mente abierta vacía de prejuicios

negra perla en algún fondo marino.


Que me halle así , de pronto,

como en un descuido...





Liliana Varela 2008

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