jueves, 24 de abril de 2008

Ser


una temible soledad,
un rostro,
huella perdida,
deletéreo paso.

Ser un sueño mortal
sin esqueleto
como viento que nunca se detiene
y anda consigo, azota, aventa hogueras
y persigue a las hojas,
acompaña bandadas
con el silvo rumiante de alguna melopea.

Ser
apenas lo que queda
en hojas herrumbradas,
una proa constante
que nunca toca puertos
y acariciar,
a veces,
un poco de la vida.

long ohni

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