miércoles, 23 de septiembre de 2009

ESAS MUERTES SIN CUERPO

Desde hoy que tu muerte ya no es caída libre,

y no suenan badajos lamentosos de pena

ni hay crespones ni llanto,

tan sólo desmemoria de lápida vacía

porque allí no está el cuerpo

y el alma, sólo el alma, se ha perdido en el viento

así como se pierde la hojarasca en otoño:



Desde hoy es la presencia de esta oquedad del cuerpo

con sus gestos tan vanos como simples burbujas

que son es sí abalorios y en sí se desvanecen

como nubes que pasan sin dejar huella alguna

y nada queda, nada, más que magras sonrisas,

la farsa de unas manos y una voz que no escucho,

los pasos ignorados y ese par de zapatos

al borde de la cama, tan muertos como el muerto

que los calza y camina.



Esta ausencia indolente no permite oraciones

ni lágrimas ni lutos, ni el dolor de un invierno.

Es alguien que se ha ido y que jamás estuvo.



Long Ohni

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