La obstinada perfección
de sus imperfecciones
que representan a los buenos
delante de los que cuidan las reglas
tratando de hacerme caer.
Me inducen a crear grietas
que advierto, estarán allí
donde están metiendo manos
justificándose, diciendo,
es en defensa propia.
Así que no busquen atajos
después de provocar en mí
el rostro de un asesino,
sin querer remediar
las lágrimas de sus ojos.
Pienso que será todavía más,
si crece en mi mente
el apetito psicópata
de exterminarlos con mi voz.
Vegeté bastante tiempo
como para no tener derecho a ser feliz
cállense y hagan su vida.
Juan Ricardo Sagardía
SANTOAMOR
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