lunes, 13 de abril de 2009

LA DUEÑA

Tu la espías
y yo encuello a esa...

Rebluja gavetas de recuerdos
y traspapela mi contento.

Pongo azúcar a un escrito
y ella mancha el papel con lágrimas.

Montada en el celaje meridiano
tiñe mi corazón con pinceladas de plomo.

Invade mis espacios
y arranca a jirones
mi abrigo de evocaciones eróticas.

En el florero pongo coquetas rosas
y ella me dibuja en los muros
coronas fúnebres...

Ella, se adueña de mi risa
y la convierte en un sollozo.

Invade finalmente todos mis espacios
ella ya es la dueña y yo...
¡Solo una sombra!



Ana Lucía Montoya R.

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