Tu la espías
y yo encuello a esa...
Rebluja gavetas de recuerdos
y traspapela mi contento.
Pongo azúcar a un escrito
y ella mancha el papel con lágrimas.
Montada en el celaje meridiano
tiñe mi corazón con pinceladas de plomo.
Invade mis espacios
y arranca a jirones
mi abrigo de evocaciones eróticas.
En el florero pongo coquetas rosas
y ella me dibuja en los muros
coronas fúnebres...
Ella, se adueña de mi risa
y la convierte en un sollozo.
Invade finalmente todos mis espacios
ella ya es la dueña y yo...
¡Solo una sombra!
Ana Lucía Montoya R.
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