Este era él.
A quien acaba de morir
no lo reclama ninguno, no importó a nadie.
Ni por un segundo se le tuvo en cuenta
(¿por qué ahora?... no hay quien lo llore
y gima por él si no fue de veras inservible.. .)
No tuvo empleo; eso fue todo. No se educó.
(En su villa, jamás hubo una escuela).
En su villa todos son como él.
Donde nació no se educa ninguno.
Es una aldea de hambrientos y se vive
en la calle, sin techo; sólo moscas se enciman
a la piel como cobijas; sólo cielos oscuros
disimulan que son seres en el olvido.
Donde nació las aguas están contaminadas
ya pronto, se especula, que el aire será impuro
y todo por culpa de esa empresa
que viene a echar aquí sus desperdicios.
Son unas largas, extensas tuberías,
anchas bocas de tóxico y hedientes escurrajos;
Bocas lamientes desde millas por aldeas
de privilegio, donde la gente, al menos,
mal come, toma un baño y trabaja
hasta extenuarse la mitad de los días.
Quien acaba de morir no pudo.
Este era él: uno de los aldea pobre.
De Cuaderno de amor a Haití
Carlos Lopez Dzur
1 comentario:
Muy claro y diàfano el lenguaje en versos de Carlos que hace un llamado a que la naturaleza la cuidemos... besos de Julia
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