Las curvas de las sensaciones
Mucho más abajo amanece y el cielo vomita cinco soles de sangre. Oscuro y espeso es el aire que respiro. Y yo tan liviana. Levito sobre un lecho de palabras rotas. No hay hilván que las sostenga de mi lengua o del pubis en el crepitar del infierno sexual. Caen desde mis manos de agua y se precipitan –clamor de cristales heridos-.
En los estigmas del papel, resucita mi instinto una y otra vez.
La inspiración
Si posados tengo los ojos en tu estrella
¿por qué no se hace la luz?
Ábrete,
permite que mis manos
maceren tu presencia.
Que vibre tu voz
en el rostro del trueno.
Que tu aroma de savia
impulse los designios del viento
y los brotes: los amargos
- y también los dulces-
rompan los terrones del ensueño.
Patricia Ortiz
No hay comentarios:
Publicar un comentario