Me extenderé en la muerte.
No porque no me quede un espacio discursivo.
Voz me ha sobrado; pero vivo en el punto
del creado desbalance, en la tierra-ya-no- mía,
en la zona de lo que se quiere indecible.
Es un lugar ambiguo, descarado,
laguna de ficción para la que no tengo
palabras. Es cruda incertidumbre,
aguas para mi olvido.
Ahora me corresponde ser silencio.
La muerte no me desmiente.
Me invita, me favorece.
Me convoca.
02-05-2004 / El hombre extendido
Carlos Lopez Dzur
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