Extenuada
fatigada
los errores del pasado
tocan a mi puerta
cada mañana
con más fuerza
con más bravura
aunque no quiera abrirles
entran por rendijas selladas
por los poros se adentran
en cada obligado halito.
Ya no puedo detenerlos
estoy cansada
resignada
abismada
susurran sus nombres
uno a uno en mi oído
cada vez más fuerte
multiplican su intensidad
en ecos infinitos.
Enloquezco
rasguño cicatrices
suplico piedad
pero ellos atacan con furia…
la muralla que nunca existió
Jericó triunfa
/sin trompetas
Liliana Varela
2010
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