sábado, 23 de enero de 2010

Utopía haitiana


a Félix Morisseau-Leroy (1912-1998),
alias 'Moriso', Padre del Créole Renaissance


¡Señor, señor, vecino mío, si es que tengo vecinos,
mi mano pordiosera está extendida!
Agradecida la dejo, por si algo con ella recojo.
Mis muertos están repartidos por diversos rincones.
Ya aprendí, por su nombre, todos los escombros.

¡Señor, yo olvidaré mañana, el luto,
pero el futuro no, el presente no se agota
con mendrugos! ni la tierra da yuca
si no viene una mano y la desbruja
y fertiliza el suelo con abono.
Rache manyok bay te a blanch.

No me hagan más milagros por un fin semana,
no me llenen de ilusiones
porque todo se agota, mejor pónganme
en pie, porque tengo un pasado
que no cabe en la mano pordiosera
ni en el puño airado ni en el grito que clama
ni en lo que no acaba de morir con la mano extendida.

¡Vecino mío! me pregunto hasta cuándo
durará el simulacro de tanto donativo
y cruces rojas porque mi llanto
está sepulto bajo tierra; pero mis ojos ven,
no sólo viendo el ahora, ríos de utopía
lo ciegan con mañanas, a pesar
de que agradece el pan de sus filantropías,
las vendas que detienen la hemorragia
o la pierna o el brazo que cortan
y salvan de gangrena.

¡Señor, señor, vecino mío, si es que tengo vecinos,
y hacia mí han de mirar, miren como yo miro
rescatando el futuro, aunque sea en un delirio.
Mi mano pordiosera no quiere extenderse
por muchos días y para siempre.
Agradecida la dejé, pero no es comer
lo que deseo mientras mi historia
se pudre en un largo olvido
y mi futuro se llena de gusanos.

No aviven milagros que se van con la tarde.
Rescaten una esperanza que está menos visible
que soldados con bayonetas, que helicópteros
soltando despensas de víveres desde el aire.

¿Será posible un programa permanente
de trabajo, un compromiso de educar al pobre,
heroico esfuerzo por crear acueductos,
junto a nosotros, brazo con brazo, promover
el milagro de gente orgullosa de sí misma,
salvando sus sueños de futuro, protegiendo
lo mejor de su historia
(la realmente heroica del pasado)?

¿Será posible un compromiso antillano
que no implique violencia, explotación,
racismo, engaño? Con verdadera solidaridad
de gente libre, victoriosa, capaz de vencer
enemigos internos y exteriores.. .
Si no es posible: Dejen mi mano vacía.
No me prometan nada. Dénme un tiro
de gracia en las sienes.

Desde el aire, lancen
bombas, no alimento. No nos quiten
los andrajos, no ofrezcan
más cobija. Echénos kerosone.
Que nos consuma el fuego.


Carlos Lopez Dzur
04-08-2005 / De Cuaderno de amor a Haiti

No hay comentarios: