sábado, 29 de marzo de 2008

El mar distante


El mar distante
trae olas recubiertas de luces naranjas
huele a frutos, a atardeceres.
Se calma la sed,
de tanto ver el horizonte agolpándose en los ojos despiertos.
Lejano,
busca el sueño del verano como un mástil hincado en el mar.
Las olas, recorren con carretes en su lomo
tras su memoria;
unos de brisa fría,
y otros que llevan un cálido abrazo
con el fuego aderezado en sus entrañas.
Es Enero en Margarita,
y no para el cielo de cegarse
de nublar, acaece una lluvia helada con su relato cinético,
que nos quita el deseo de
yacer bajo el sol.
Al rato se aviva con su luz azul, es Enero en la Isla.
Entra la tarde y aún se respira lluvia
Hay algunos silencios,
esperando
a los secretos nocturnos.
Ya,
es de noche,
y la búsqueda se copa
de luces incansables, desaparecen las nubes.
Se agita el alma entre los barcos que están a la espera,
el mar rompe incesante,
huele a frutos, y ronda la música.
Sobre los pies descubiertos en la arena húmeda
se avivan los ojos buscando el ritmo,
la noche muestra su rostro de magia.
Las perlas cantan luces blancas
en los cuellos que danzan junto al oleaje,
en Playa el Agua al son del Caribe.
La noche lleva dentro de sí, en su abismo secreto y luminoso
un semblante ebrio;
alberga al amor encendido.

Luis Gilberto Caraballo 2008

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