sábado, 10 de octubre de 2009

Diálogo

Ella leva en sus labios enredado
lo arduo de su difícil existencia.
Mientras el tiempo gime en los relojes
su mirada insinúa tenuemente el deseo.

La luna es un testigo referente
de gestos destinados desde antaño.
Un signo abierto, cabalga anónimo
mientras adorna su silencio y mi poesía.

Es alquimia pura, alucinante,
irrumpiendo en lo frágil de sus pasos.
Sus ojos lucen cual saetas de luz
cuando ajustan el tiempo de mi espera.

Entonces puedo hablar en mis versos
en los cuadrantees de un muro-tiempo.
Mientras mi árbol da sus primeros frutos
el diálogo apenas se atreve a comenzar.

Cerca una música brinda las letras:
" No debí pensar jamás
sin importarme si era buena"

Oscar N. Galante

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