Ya no más golpes, arañazos o moretones.
Las cicatrices quedan, pero sanarán.
Ya no más días de hiel.
El terror no dibujará más marcas sobre mí.
Ya llegará la paz en mi piel.
A ti,
te podré mirar a los ojos, ya sin temer por mí.
Ni por los amores de mi vida, mis niños.
Ya no podrás herirme más en cuerpo y alma.
El perpetrador, quedará del otro lado de la puerta.
Ya caminaré el camino nuevo.
Sin ti.
El camino que me llevará
al verdadero amor
por mi misma,
regresaré a esa mujer de valor y con valor.
Y las marcas con el tiempo se borran.
Y las lágrimas con el tiempo se transforman.
Y los gritos con el tiempo se acallan.
Todo se muta en nueva energía.
En sol brillante y alentador.
En nuevos desafíos por conquistar.
En silencio confortador.
Ya vuelve la paz en mi piel.
Los sueños a mi mente.
La sonrisa a mis labios de mujer.
La caricia como lenguaje único y fiel.
Y la ilusión de un nuevo amor.
A futuro, cuando todo sane.
Cuando todo en mí crezca fuerte.
Un nuevo amor suave, y triunfador.
Amparo Carranza Vélez
1º de Octubre de 2009
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