jueves, 17 de enero de 2008

Fanny Jaretón-Tu sonrisa: a mi amiguito que se fue



Mi amiguito de 8 años que luchó por mas de tres con un tumor. Cuando le dieron el alta, tuvo la mala suerte de caerse jugando a la pelota lo que le derivó en un coagulo en la cabeza y su muerte inmediata, éste era un niño muy muy muy diferente al resto...su sonrisa... Y yo le escribí esta prosa "Tu Sonrisa" con la intención de rendirle un homenaje.
TU SONRISA-
«Un instante en la mente la belleza».
Stevens

En la perfección de un verso: tu sonrisa, limpia, aplicada así como el acto natural de ser felices, porque así te me regalabas, mes a mes cuando venías al control para ver si estabas
más cerca de ganarle tú a él o él a vos, pulseada con la muerte y ese tumor que se resistía.
Pero vos lo que no resistías era el argumento de la seriedad y entonces siempre me hacías bromas; te encantaba hacerme sentar para contarme un cuento y tus ojos tan redondos como pareciera ese círculo perfecto de la vida-lamuerte-lavida.
También tus cachetes mofletudos, siempre impresos con las huellas del dulce de batata que tanto te gustaba devorar entre entremeses de pan y nostalgia, y la bicicleta, las bolitas, las figuritas de chapa-chapa, el librito para pintar, el avión de plástico que te hacia planear las ilusiones y el descontrolado tiroteo que siempre disparabas contra mi espalda con tu rifle de plástico, cuando me sorprendías diciéndome: arriba las manos, ya llegué; y
yo que te esperaba con tantas ansias por saber… durante tres años, mes a mes, si pasábamos la prueba, penúltimo control, la pasamos, sabíamos que en el final sería nuestra despedida pero que te irías feliz, sano, con la sonrisa amplia de regreso a casa, al trato con igualdad en los patios de la escuela, porque ya serías un niño sano, y podrías volver a jugar al fútbol con la pelota de trapo, aquella, la que me contaste que hiciste robándole todos los impares de medias de tu hermana, la que la tuviste quejándose todo el invierno, y vos te reías, te reías, te reías siempre por todo de todo, con ese estallido tan inocente, desparramando vida, ¡qué ganas de vivir que tenías, Luquita!
Y llegó el gran día el último control, estabas seguro, ese día me robaste el beso de una manera aeronáutica, volabas sobre tus pasos, querías terminar con esto de una buena vez y
le ganaste, ganaste Lucas, te dieron de alta, le ganaste a lo temido. Te fuiste contento, me abrazaste tan fuerte…fuerte, fuerte, fuerte y
te correspondí con el mismo cariño, con la misma intensidad o un poquito más, así como nos susurrábamos: yo te quiero un poquito más, no, yo te quiero un poquito más y así, así, así, nos desprendimos despacito como no queriendo lastimarnos. Luego
te vi subir con tu rifle de gran soldado, valiente soldado hacia el auto, que arrancó y giraste dejándome aquella panorámica de la ternura: el instante precioso de tu sonrisa.
Hoy vi a tu madre, al principio corrí hacia ella con algarabía, debías estar ahí cerca, si hasta me hice la tonta sospechándote a mi espalda para sorprenderme como siempre, pero ahí, casi sobre tu madre, me encontré con una mirada hueca y
dura, perdida… Le pregunté con enérgica voz como para despertarla, le pregunté por vos y me respondió con voz metálica, no era de resignación, no era de dolor, no era de pesadumbre, no era, no, su voz no era, ella no era en su voz, ella no era… pero dijo que una mal pasada del destino, que una mala jugada de la suerte, que te caíste jugando a la pelota y se te hizo un coágulo de sangre en tu cabeza y que… No escuché más nada, no podía ver más nada, mi mirada se hizo grifo, mi mirada estaba helada, dolía, mi mirada necesitaba el calor de tu sonrisa, mi mirada no era más mi mirada, extraviada rompiendo el aire es que te busco, no hay, no estás, no voy a desesperarme, no quiero hacerlo, no puedo hacerlo, no debo hacerlo, me interpongo al dolor y a los miedos, introspectiva cierro los ojos y me recreo en tu sonrisa: un instante en la mente la belleza.

Fanny G Jaretón

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